Los expertos en mediación Bernardino Varela Gómez y Cristina Torrado Tarrío han destacado hoy las ventajas de ese proceso «mejor que la conformidad», porque permite «reparar a la víctima» y así «ganan» todas las partes.
Varela Gómez, exmagistrado de la Audiencia Provincial de A Coruña y profesor titular de Derecho Procesal en la Universidad de Santiago de Compostela y coordinador del curso sobre análisis y resolución de conflictos, ha dicho que los procesos de mediación están más avanzados en asuntos civiles, tales como los de carácter familiar.
En su intervención en una reunión organizada por al Asociación de la Prensa de A Coruña ha considerado que esos procesos de mediación deben extenderse a cuestiones penales e incluso al ámbito contencioso-administrativo, que considera que es una «frontera».
Desde el año 2000 se utiliza este método con regularidad, pero el profesor ha opinado que «si no funciona más es porque no hay financiación».
A su juicio, no puede plantearse «la solución mediadora como si fuera la panacea universal» porque no se trata de «sustituir a los jueces» sino de abrir otra vía para «pacificar un conflicto hacia el futuro».
No hay ningún límite en su uso penal, aunque al principio debe utilizarse para «delitos no graves» con un planteamiento de un «primer paso» por parte del legislador que «pueda ser ampliado», ha alegado.
«La mediación puede producir su beneficio en todo tipo de delitos. El límite lo ponemos nosotros. Lo que hay que asegurar es que la mediación se lleva a cabo en unas condiciones adecuadas y que los implicados estén en una situación de igualdad», ha aseverado.
El método «no puede ser concebido como un sistema de alivio de la Administración de justicia» porque es necesario «pensar más allá, no solo en el castigo del culpable sino en la reparación de las víctimas y la reinserción del autor», ha dicho, por lo que incluso ha considerado viable la mediación tras la condena.
Habrá casos en los que el acuerdo lleve a un archivo de la causa y otros que impliquen una rebaja de la sentencia en la que se tengan en cuenta «la gravedad del delito y a las circunstancias del condenado» para que haya penas como trabajos comunitarios, ha comentado.
«Es un poco parecido a la conformidad actual, pero mucho mejor porque no solo rebaja la pena sino que repara a la víctima, algo que no cumple nuestro proceso penal. Lo que pasa es que en España no tenemos cultura de la mediación, ni cultura del pacto», ha añadido.
Por su parte, Torrado Tarrío, psicóloga y también coordinadora del curso ha señalado que la mediación es el «método alternativo o complementario de resolución de controversias» en el que una persona «ajena interviene desde una postura imparcial y neutral».
El objetivo es «ayudar o conducir a esas partes en la consecución de una solución que sea satisfactoria» lejos del proceso judicial en que «es un tercero el que impone una solución».
«Es un mecanismo mucho más ágil que da cabida a los implicados en la controversia», ha indicado, y ha apuntado que «busca esa satisfacción para todas las partes» para que permita que «todas las personas sentadas a la mesa tienen que salir ganando», al contrario de un proceso judicial en el que «uno gana y otro pierde y, en ocasiones, los dos pierden».
Para Torrado Tarrío, los mediadores, que en la actualidad se forman por cuenta propia, «lo ideal sería que la propia Administración se implicase».
Solo tres juzgados gallegos ofrecen esta vía gratuita, por lo que en la mayor parte de los casos es necesario recurrir a alternativas privadas, aunque hay opciones para personas sin recursos.