Los cambios en las tecnologías de la información y la comunicación están propiciando a su vez cambios profundos en el mercado laboral.

Si muchas profesiones parecen ahora innecesarias, otras deben redefinirse para adaptarse a los nuevos tiempos. Algunas profesiones del ámbito de las ciencias sociales, en concreto las de la mediación intelectual, son un buen ejemplo de esto último.

La confusión generalizada y la falta de discriminación entre lo que solo es el acceso a los datos y el conocimiento como tal, ha llevado a muchos a pensar, erróneamente a mi juicio, que actividades como la docencia, el periodismo o la edición, ya no son necesarias: ¿Qué sentido tiene la labor del docente cuando los discentes tienen acceso directo a los datos?, ¿y cómo justificar la labor del periodista cuando el ciudadano puede “conocer” directamente los hechos?, ¿son, en fin, necesarios los editores, cuando cada uno puede publicar sus textos y difundirlos en la web?

En un contexto en el que las tecnologías de la comunicación propician la relación directa entre la fuente (de conocimiento, de información, de creación) y los individuos de la sociedad (en calidad de estudiantes, ciudadanos o lectores)… ¿Qué sentido tiene la mediación?

http://elpais.com/elpais/2016/09/02/opinion/1472838411_845432.html